Barcelona-Palma de Mallorca 8 de Octubre de 1981

Rafael Rodriguez Ojeda 2020
Todos los derechos reservados.
Queda prohibida la copia total o parcial de la obra sin la autorización del autor.

El camarote que busco se encuentra en la cubierta F, muy abajo y hacia la proa lado babor, el escándalo que se oye más la densa humareda del tabaco me guían sin dificultad, ahí abajo los pasillos están concurridos por  tíos que deambulan de un lado para otro fumando hierba y bebiendo alcohol como si no hubiese un mañana.
          El habitáculo parece “el camarote de los hermanos Marx”, el suelo y las literas están plenas de tíos descalzos sentados que gritan para hacer llegar su voz por encima de la de los demás, el asfixiante aire está cargado de un denso humo que amenaza con hacer saltar la alarma de incendios, han montado una rueda de liar canutos de hachís, conforme los acaban los encienden y se lo van pasando de unos a otros, algunos entre calada y calada se meten un trago de whisky barato, otros vodka, ambos de una marca desconocida seguramente ganados en alguna atraccion de feria, huele a Cabrales pero no localizo el queso, alguien debe tener un serio problema en los pies… Los que me conocen me tienen por un tío divertido, pero aquí no me siento a gusto, no es mi rollo, nunca he fumado porros y de beber lo justo, no lo necesito para pasarlo bien...a pesar de ello sigo allí.
       Conforme el alcohol va surtiendo efecto  las tonterías, como no podía ser de otra manera hacen acto de presencia, con la voz cada vez más estropajosa y grotesca comentan patéticamente estúpidas  sandeces en las que yo no participo,
"si me tocan les parto la cara, ni PM ni ostias, me la sudan las órdenes, lo rajo, “que estoy muy loco”, me la van a chupar, pa chulo yo, traigo a mi banda"..., joder lo que hace el alcohol!! la “fiesta” parece más bien un concurso friki de quien dice la gilipollez más  gorda!...
        Entre tanto  disparate he perdido la noción del tiempo, soy el único sobrio del grupo y no se que hago allí, sin disimulo me marcho y tranquilamente subo a la discoteca.
        Aparte de nosotros también viajan turistas, grupos de ellos están diseminados por la sala y la pista de baile, miran con desaprobación a los “perdonavidas”, que de repente y en tromba han llegado, estos, toscamente  intentan ligar con las pocas chicas presentes y  solo consiguen espantarlas del lugar, siento vergüenza ajena por el lamentable espectáculo que dan y decido irme a dormir.
          Me acuesto en una litera del camarote de “los Hermanos Marx” -en la cubierta F- pero el sonido de  los motores y el roce del agua del mar contra la chapa del barco es tan fuerte -o a mi me lo parece- que me desvela, además el humo del tabaco se va disipando y a dado pàso a un nauseabundo olor a gasoil y cloaca, con asco regreso a mi butaca, la reclino, cierro los ojos e intento dormir un rato.
      No lo consigo… me siento demasiado incómodo para ello y no ha pasado ni una hora, miró a través de la ventana pero solo veo la oscuridad de la noche, a mi alrededor otros pasajeros duermen, alguno incluso ronca, no entiendo cómo lo consiguen.. necesito dormir!!...
     Como un zombi vuelvo a la discoteca en un desesperado intento de distraerme aunque no sea mi ambiente pero... ya no hay música, ni conversaciones, ni  humo, la gente está tirada por la moqueta durmiendo la borrachera... como un perro busco un hueco en un rincón y me dejo caer -por fin- en los brazos de Morfeo.
                                               
                                                                                             

Rafael Rodriguez Ojeda 2020
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3ª Parte
               
      Con los primeros rayos del sol la bruma, que dificulta la visión, se va disipando poco a poco dejando paso a un increíble paisaje, mezcla de montaña y mar, árboles, playas y rocas, me llama la atención los diferentes colores del agua  que en un precioso degradado -nada uniforme- va desde el  azul más profundo al más transparente cuanto más se acerca a las playas, sobre el, mecidos por el mar, fondean embarcaciones de diferentes tipos y tamaños en salvajes y habitadas Calas, algunas de ellas con un pequeño embarcadero y otras con un auténtico puerto deportivo, aquí y allá pequeñas y grandes urbanizaciones  saturan la naturaleza mallorquina eliminando el bucólico paisaje que un dia fué y de repente, a proa, la masificada Bahía de Palma se dibuja claramente en el horizonte!!.
        Atrás van quedando una cadena casi continua de centros urbanos, chalets, algún puerto y playas, ya tenemos  Palma de Mallorca a la vista, lentamente el barco se va adentrando en el puerto en busca de  su muelle.
          Observando las operaciones de acercamiento y atraque del bucue percibo una explanada que se encuentra enfrente y a la izquierda, algunos de los que están allí también la han visto y corren a la puerta dando voces de alerta, en  pocos segundos la borda y la terraza se llena de gente que se dan codazos para estar en primera línea y así poder ver  el principio de nuestro futuro más próximo…
       Allá abajo, en la explanada, se encuentran varios camiones militares, al pie de ellos y repartidos por la zona hay soldados de uniforme, algunos con galones que de momento no entiendo, otros -que si identifico- llevan correajes y amenazadoras porras al costado de color blanco, en el casco, tambien blanco, se hacen visibles en negro las letras PM...
        Poco a poco las nerviosas conversaciones van dejando paso a meros murmullos, no se oyen amenazas ni insultos ni hay oposición a nada, los “perdonavidas” callan y salen del barco como ovejas al matadero, los observo, sonrio y me dejo llevar.
       Las voces de mando no se hacen esperar conforme salimos de la terminal, a la carrera vamos formando por grupos delante de la trasera de los camiones…
A FORMAAR!!...  A CUBRIRSE AR!!… FIRMEES AR!!...allá estamos, obedeciendo como autómatas, prestos a las órdenes, cualquier observador diría que durante el viaje nos han dado formación básica de instrucción, no me siento molesto, cumplo porque es lo que se espera de mí, no tengo miedo ni estoy nervioso.
       No se cuantos somos, tampoco me he fijado en cuantos camiones hay pendiente de lo que nos rodea, los militares se pasan información entre ellos y debemos estar todos ya que nos ordenan subir al que nos ha tocado, montamos y con un movimiento brusco nos ponemos en marcha…
      Al fondo, a través del final del túnel que forma el toldo pasa por delante de mis ojos el puerto, ahí queda el "Ciudad de Badajoz", y con él, nuestro último abrazo, nuestro último beso... aun conservo el calor de tu cuerpo, el olor de tu pelo, el sabor de tus labios… mi amada… mi vida…

Rafael Rodriguez Ojeda 2020
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