LAS COE: DE LOS GUERRILLEROS A LAS OPERACIONES ESPECIALES (c)

LAS COE: DE LOS GUERRILLEROS A LAS OPERACIONES ESPECIALES

autor:  Casimiro Sanjuan Martínez
General de división DEM
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El 1 de diciembre de 1956 se convocó en la Escuela Militar de Montaña de Jaca el I Curso de Aptitud para el Mando de Unidades de Guerrilleros

LAS COMPAÑÍAS DE OPERACIONES ESPECIALES

"Las Compañías de Operaciones Especiales (COE) se crearon en la década de los sesenta del siglo pasado y los guerrilleros eran soldados de reemplazo voluntarios y permanecían en la unidad el tiempo que duraba su servicio militar"

Las COE se crearon en la década de los sesenta del siglo pasado5 y permanecieron hasta la década de los ochenta, cuando se crearon los grupos de operaciones especiales (GOE). La Legión creó una unidad tipo compañía denominada Unidad de Operaciones Especiales de La Legión (UOEL) en el año 1981. La orgánica de las COE era convencional porque estaban compuestas de secciones. Las había de dos tipos: A, de tres secciones, y B, de dos. Los guerrilleros eran soldados de reemplazo voluntarios y permanecían en la unidad el tiempo que duraba su servicio militar. Sin embargo, esta estructura solo se adoptaba para formaciones y algunas fases de la instrucción. El resto del adiestramiento, sobre todo en los ejercicios de guerra de guerrillas, se formaban equipos de diferente entidad según la misión que se iba a desarrollar. En aquella época el despliegue del Ejército era territorial, siguiendo el modelo francés. Además de las guarniciones de Ceuta, Melilla y las islas, el territorio peninsular estaba dividido en nueve regiones militares con una brigada de defensa operativa del territorio (BRIDOT) en cada una. En 1965, según la IG 165/142, las COE pasaron a depender de las BRIDOT y se encuadraron en sus regimientos. Aunque dependían directamente del jefe de la brigada, los regimientos les proporcionaban apoyos (alimentación, transporte, etc.). El equipo y armamento de dotación eran los reglamentarios del Ejército de Tierra. La situación de precariedad era manifiesta, así como la antigüedad del material y los vehículos, y las carencias de munición. Al principio, la convivencia en los regimientos no fue fácil. Los primeros mandos de las COE tuvieron que hacer frente a muchas dificultades, debido a las diferencias existentes entre los dos tipos de unidades (uniformidad, programa de instrucción, etc.). Al personal de las COE se le permitía llevar barba y patillas, cuando entonces semejante privilegio solo estaba permitido a La Legión; además, estaba exento de realizar servicios (oficial de cuartel, guardias, cocinas, etc.) y esto no era bien asumido por el resto de oficiales y suboficiales. Sin embargo, estas asperezas se fueron limando con el tiempo gracias a un arduo trabajo y a las relaciones personales. Pero lo que en realidad las hacía diferentes no eran estos pequeños detalles, sino la exigente preparación a que eran sometidos sus componentes, que precisaba de una total dedicación y continuas salidas al campo, tanto diurnas como nocturna .

EL GUERRILLERO

Los soldados de las COE se salían del estereotipo habitual del soldado acostumbrados a moverse por el campo. Solo había que adiestrarlos en las técnicas específicas de combate y conseguir integrarlos adecuadamente en la unidad para obtener lo mejor de cada uno.


FORMACIÓN Y ACTIVIDADES Una vez conseguida la boina comenzaba un segundo período de instrucción más técnico que contemplaba continuas prácticas de tiro y explosivos, vida y movimiento en montaña, supervivencia, combate en población, submarinismo, etc. de aquella época.

Se elegían, en los Centros de Instrucción de Reclutas (CIR), entre un gran número de voluntarios, que superaba los 20 por plaza. El primer paso consistía en una charla en la que se les informaba de lo que les esperaba: excelente forma física, trabajo, sacrificio, etc. Las ventajas consistían en una instrucción variada que incluía el aprendizaje de técnicas de combate cuerpo a cuerpo, prácticas en agua, escalada, etc. A continuación se les requería un completo reconocimiento médico y unas pruebas físicas. Finalmente se les hacía un test psicotécnico. Los que eran seleccionados se incorporaban una vez finalizado su período básico de instrucción en el CIR.

A su llegada a la COE, al soldado se le entregaba el equipo individual pero no la boina verde, que había que ganársela. Se iniciaba entonces un período básico de un mes de duración que consistía en la realización de actividades generales como la preparación física, artes marciales, conocimientos de armamento, trabajos topográficos, marchas diurnas y nocturnas (por grupos, binomios e individual), técnicas de evasión y escape, transmisiones, tiro, etc. Durante este período el soldado no era considerado «guerrillero». Al final debía superar una dura experiencia, conocida como la prueba de la boina, que consistía en un recorrido de un día y una noche en el que tenía que vencer, poniendo en práctica los conocimientos adquiridos, varias dificultades. Posteriormente,en un simbólico acto, cada soldado recibía la valorada boina verde de la que todos se sentían tan orgullosos. El soldado se había convertido en un guerrillero. En realidad ya lo era antes de incorporarse al servicio militar. Estos soldados eran los herederos de los legendarios guerrilleros españoles (el Empecinado, Francisquete, el Cura Merino y tantos otros). Todos tenían grandes similitudes con aquellos. Amaban su país, eran austeros, valientes, decididos, con gran capacidad de liderazgo y dotados de gran inteligencia. La mayoría realizaba actividades en la naturaleza (cazadores, montañeros, buceadores, etc.), eran buenos deportistas y estaban acostumbrados a moverse por el campo. Solo había que adiestrarlos en las técnicas específicas de combate y conseguir integrarlos adecuadamente en la unidad para obtener lo mejor de cada.


CONTINUA


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